Reivindicando la Dignidad de Víctor Jara
Viernes 10 de Diciembre de 2004 10:48
Felipe Gálvez T, El Mercurio en Internet: www.emol.com
Horacio Salinas fue uno de los músicos más allegados a Víctor Jara.
"Me han dicho que es bastante terrible", responde Salinas a Emol sobre la resolución del juez Juan Carlos Urrutia, quien después de 31 años reveló con detalles cómo fue la muerte de uno de los cantantes más populares del Chile revolucionario de la década del 70 a manos de militares en el estadio Chile, hoy llamado Víctor Jara.
"Lo más saludable es que con mucho rubor nos enteremos de cómo fue la historia de nuestro país en esos años. Para la familia de Víctor y para quienes fuimos sus amigos, lo mínimo que podemos esperar, y no digo que sea una satisfacción, es sentir que en este país se hace justicia y que se conocen los horrores que a la larga nos van a permitir mirar con mucha más limpieza nuestro futuro", explica el músico, uno de los fundadores de Inti Illimani en 1967.
Pero más allá de lo importante que es la noticia para el entorno del músico, Salinas destaca lo trascendental que resulta para la cultura popular chilena y para la imagen del país en el extranjero.
"(Esta resolución) es muy importante en el exterior. Lo que de Chile se conoce afuera es precisamente su cultura: sus poetas, sus músicos. Es muy importante que Chile reivindique la dignidad de Víctor Jara, que dejó una huella y nos muestra (en el extranjero) cómo somos los chilenos", argumenta el músico.
A 31 años de ocurrido el hecho, Salinas no deja de sorprenderse de lo mucho que cuesta a los chilenos resolver una parte del pasado. A su juicio, hace falta mucha valentía para "no seguir escondiendo esa historia".
"Lo que me impacta mucho es que a fuerza de no resolver estos problemas, pareciera que fueron ayer. Yo recibo esta noticia y se me remueve todo mi espíritu respecto de lo terrible que fue el golpe militar y ¡han pasado 30 años! Me llama mucho la atención lo que nos cuesta a los chilenos enfrentar con coraje esta historia tremenda", sostiene.
Distintos caminos
Salinas tenía 16 años cuando conoció a Jara a mediados de los 60. Casi 20 años mayor, el autor de "El Cigarrito" era ya un reconocido cantautor cuando el joven Horacio comenzaba a hacerse camino en esto de la música.
"Fui muy amigo de Víctor. Conservo muy limpiamente una relación casi de igual a igual, por el descubrimiento y amor por la música Latinoamericana y popular", cuenta Salinas, explicando que la influencia de Jara fue vital en su formación como músico.
"Aprendí de Víctor mucho respecto de la poesía popular y del canto campesino. La gracia mayor de Víctor era que siendo un gran conocedor de la música folclórica de raíz campesina, era también un gran curioso de las formas nuevas que podía ir teniendo el canto. De ahí 'Te recuerdo Amanda', 'El cigarrito' y toda un incursión que es una creatividad muy particular", añade.
Ambos trabajaron musicalmente a principios de los años '70, con un Jara que compartía su estilo y capacidad creativa con varios grupos, entre ellos Quilapayún e Inti Illimani.
Sin embargo, el destino tenía marcados caminos distintos para Salinas y Jara. Mientras el primero realizaba una gira por Italia desde mediados de 1973, el cantautor popular era detenido el 12 de febrero de 1973 en la Universidad Técnica del Estado, donde Jara era docente, que había sido sitiada por efectivos del Ejército, como lo establece la resolución del juez Urrutia.
Salinas se enteraba del golpe militar en Roma en un día soleado con más de 40 grados, visitando la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Jara era llevado luego al estadio Chile, uno de los centros de detención, donde tras ser reconocido "por un oficial del Ejército (fue) separado del resto del grupo (...) y golpeado de inmediato con pies y puños y culatazos de fusil, por parte de personal militar".
Inti Illimani recibía confusas informaciones respecto del golpe. Salinas cuenta que el 15 de septiembre "nos llegaban en un comienzo noticias vagas respecto que había sido torturado, luego nos llegó el horror de la noticia de su asesinato". Ese día, a Víctor Jara "se dio muerte en el mismo estadio Chile, mediante múltiples disparos (...) Posteriormente su cadáver fue sacado y arrojado en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, cerca de la línea férrea".
"A nosotros no nos extrañó que el golpe fuera tremendamente cruel, sobre todo con las expresiones del canto popular", sentencia Salinas, casi con la tranquilidad de alguien que asume con resignación los costos de expresar su manera de pensar a través del arte que realiza.
"Víctor es una parte muy importante que sufrió. Y ojalá que quienes tuvieron el tremendo error de asesinarlo paguen la culpa que la justicia determine. La impunidad es algo atroz, no hay cosa más terrible que no pagar en esta existencia por los errores que se cometen", puntualiza el Inti Illimani.
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